Sí, efectivamente, esta entrada tiende a filosofar un poco, por ser la primera o tal vez por tratar de ser llamativa, pero voy a intentar no extenderme en demasía.
Puede parecer un tópico, un cliché de los títulos (incluso de los titulares de hoy día), una expresión un tanto política si me apuran. Sin embargo, refleja fielmente mi situación (y seguro que la de más de uno), en más de un ámbito: es necesario un cambio.
No hay nada como un período vacacional lo suficientemente largo (no han sido necesarios más de 10 días) para tomar conciencia del punto exacto en el que se encuentra uno mismo, hacia dónde se dirige, y, si es preciso, hacia donde debe virar para no alejarse de aquello que, en principio, buscaba o busca.
Como resultado de este periodo de reflexión, he decidido llevar a cabo algunos cambios, como por ejemplo, la reducción de la procrastinación en aquello que me gusta y que, por tratar de atender otros asuntos o por una mala organización, llevo dejando de lado mucho tiempo.
Así mismo, en el ámbito profesional en el que me muevo, suele dejarse de lado la rigurosidad técnica por adelantar el tiempo de ejecución del proyecto, derivando en un costoso mantenimiento posterior (siempre hay un mantenimiento). Existe, por tanto, una clara falta de análisis que, ahora que lo pienso, va en contra de mis principios profesionales, y a la que voy a poner fin lo antes posible.
No quiero decir con todo esto que hasta ahora haya estado haciendo las cosas mal, ni que ahora vaya a hacerlo todo perfecto. Sólo quiero hacer ver que, en ocasiones, es mejor pararse un momento que seguir corriendo ;)
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